Una empresa orientada a la clientela implica analizar a ésta continuamente para descubrir cuales son sus necesidades y cómo van cambiando, y así formular estrategias que permitan satisfacerlas en el presente y en el futuro.
Las empresas saben que parte de la fuente del éxito competitivo tiene mucho que ver con las personas, por eso deben de preocuparse de contratar siempre a las personas que entiendan objetivamente más idóneas para ocupar determinadas funciones empresariales en un puesto de trabajo.
Las empresas que quieren sobrevivir en un entorno global necesitan maximizar eficiencias para llevar la productividad a nuevas alturas.
Las barreras aduaneras han caído, y los factores que otrora protegían a las compañías de sus competidores externos se han terminado. Actualmente los competidores y las oportunidades están en todas partes del mundo, desde el este o el sur de Asia, en el África o cualquier otra parte o punto del globo terráqueo.